martes, 5 de mayo de 2009

Reverte sí, Reverte no.

Me parece interesante el debate que ya se abrió en aquel lejano Siglo de Oro sobre la naturaleza de la literatura. "Arte por el arte" o "arte por la idea". La literatura como un arte accesible solo para unos pocos privilegiados. O la literatura como vehículo de expresión de todos y cada uno de los seres humanos. Supongo que todos aquellos enamorados de Perez Reverte sean de esta segunda opinión, y piensen que el lenguaje sirve para transmitir ideas o pensamientos, siendo indiferente la técnica o el vocabulario escogido. Y los antirevertes, que los hay, y muchos, consideran que el lenguaje es un arte que no todos saben dominar y que hay que cuidar mediante una prosa elegante y fina.

Antes de todo, me posiciono. Ni lo uno ni lo otro.

Por un lado, es de valorar lo bien que transmite el malhumorado de Pérez Reverte sus pensamientos, lo claro que es y lo fácil que se le entiende. Cuando tiene una idea, probablemente nadie es más claro que él y hay un 100% de posibilidades de que la idea llegue al lector. Eso habla muy bien de él, porque no todos sabemos comunicarnos, pese a que todos tenemos nuestros medios para hacerlo. Es muy de valorar, insisto, la capacidad que tiene este académico para transmitir ideas y cumplir con esa finalidad del "arte por la idea" que en su día propugnó el peculiar Quevedo.

Pero por otro lado, estamos ante un académico, irreverente y genial, pero académico. Por su cargo, tiene la obligación de dar ejemplo, pues se le supone estar en la élite de la cultura. Debería ser un icono del lenguaje, una persona que sirva de imagen para todo el mundo. Y por el bien de todos nosotros, espero que no esté siendo así. Porque su forma de escribir representa lo más vulgar y barriobajero que se pueda ver hoy en los medios. Pretende hacer de la palabrota una palabra más, y de la ordinariez el pan nuestro de cada día. Y esto no se puede admitir. Si no se admite en un niño de siete años, mucho menos en una de las personas con más capacidad cultural de este país. En un señor, no lo olvidemos, miembro de la Real Academia de la Lengua Española.

Ahí es nada.

4 comentarios:

S6/13 dijo...

Si te refieres a sus articulos de opinión, a mi me encantan. Aunque él no deje de ser catedrático, es un hombre más, un español más, y como tú,como yo y como todos, se expresa coloquialmente como solemos hacerlo en esta patria (es decir,malhablando). Y hasta para malhablar, lo hace como nadie.
Luego que el ciudadano de a pié se lleve las manos a la cabeza porque dice burradas...progresismo de cartón piedra mezclado con moralidad farisea y un poco de zumo de chirimoya, sinceramente.
El que quiera buscar un catedrático, un autor de novelas, un hombre culto y de expresión refinada, que lea sus novelas.
El que busque un hombre directo como nadie, coherente con sus ideas a más no poder y sin pelos en la lengua (en un país en el que los periodistas tienen demasiados reparos en expresarse abiertamente), que lea sus "soezes" columnas de opinión.
Viva Perez Reverte, el escritor y el "malhablado".

Canicuca dijo...

Estoy con Gabi, además de los cien 'insultos' que pueda decir en una columna, calculo que entiendas uno. Tengo la sensación de que has leído bien poco a Reverte...

Canicuca dijo...

Soplacirios!

Salci dijo...

No lo he leido tanto como tu, Manti, pero lo suficiente para decir lo que he dicho. Se explica como nadie, eso es innegable, pero no me parece que sea buen ejemplo para la sociedad. Que tiene toda la razón en lo que dice, indudable. Pero no creo que se deban popularizar las palabrotas.